Ser un buen niño
—¡Pero qué niño más bueno te ha salido!
—¡Sí, es un santo!
¿Qué queremos decir cuando decimos que un niño es bueno? En general, y dicho llanamente, que el niño no da por saco a los adultos, padres y madres principalmente. Es buen niño porque siempre hace caso; porque nunca se queja; porque nunca se enfada; porque no monta pollos; porque nunca llora; porque no molesta; porque no pide; porque ni te enteras de que está ahí. Es decir, es bueno porque se comporta del modo en que yo quiero que se comporte. Y lo que yo quiero tiene mucho que ver con lo que la sociedad quiere.
Aunque joda admitirlo, los adultos que tratamos con niños pasamos gran parte del tiempo reprimiendo lo que sienten, dicen, hacen y piensan. Algunos nos especializamos en reprimir la rabia, otros la curiosidad, otros la sexualidad, o el miedo, o su forma de moverse en la vida. ¿Y eso por qué? Pues porqué eso es lo que hacemos con nosotros mismos, es lo que nuestros progenitores hicieron con nosotros y hacían con ellos mismos, y es lo que sus padres hicieron con ellos. Así que el máster en represión es transgeneracional.
Además, está lo cultural, que es ineludible y nos influye a todos. Y ser bueno, portarse bien, es uno de los mandatos que impera en esta sociedad. Cumplir con este mandato implica una renuncia al Yo, al ser humano que soy más allá de los aprendizajes socio-culturales. Cuando ser bueno se impone a las necesidades orgánicas los límites entre yo y el otro, yo y el entorno, se difuminan, y así, tengo grandes dificultades para saber qué opino, qué quiero, qué me gusta, para posicionarme o para poner límites.
Queremos adaptarnos a la sociedad, no ser bichos raros, impertinentes o quedar mal, pero si el precio de esta adaptación es reprimir las necesidades orgánicas del ser que en esencia somos, tenemos que tener claro que esta es una sociedad incoherente y enfermiza. Tanto si miramos allá fuera como aquí dentro, evidenciamos que en eso nos hemos convertido: seres que enferman debido a un modo de vida incoherente.
Así que más que ser bueno o portarse bien, me parece que lo importante, y urgente, es recuperar la coherencia con uno mismo. Y esto, ni es fácil, ni se logra estando solo.