Promesas

Imagen de Lola Dupre.

¿Te han ofrecido promesas como estas: te ayudo a salir de la tristeza, a superar el miedo, a gestionar tus emociones, a controlar tu rabia, a ser quien siempre has querido ser, a manifestar la realidad que deseas, a ser tu mejor versión?

Si alguien te promete que con sus libros, sus cursos, sus charlas, sus talleres y sus no sé qué lograrás tener esa vida que siempre has deseado, hazte un favor, sal corriendo. Este tipo de promesas son otro producto más del mercado capitalista. Algunos lo saben y sacan provecho. Sin embargo, muchos otros no se dan cuenta de hasta qué punto llevan el capitalismo consigo. Así que muchas de estas promesas surgen del desconocimiento de estar atrapados en este sistema en el que vivimos que, en esencia, es autodestructivo.

Claro, en los tiempos que corren es fácil dejarse llevar por esas promesas que te dicen que tu vida puede ser mejor, o tal y como tú la deseas. La angustia, la ansiedad, el estrés que tiñen nuestro modo de vida nos empujan a buscar soluciones rápidas e indoloras, "pastillas mágicas" que nos saquen de estos estados y nos trasladen al paraíso anhelado. Pero, ¿cuántos libros de autoayuda tengo que leerme para que esto suceda? ¿Cuántas charlas de psicólogos influencers tengo que tragarme? ¿Cuántos consejos tengo que seguir?

Es un mundo incoherente el que hemos construido, y tal incoherencia nos lleva a una gran desorientación existencial. Este es el origen de todas las crisis a las que nos enfrentamos. Si queremos reorientarnos hacia un estado de bienestar y salud psicofísica -y eso no significa dejar de trastabillar con la vida o que dejen de pasarnos cosas que no deseamos que nos pasen-, toca aprender a soltar los idealismos con los que nos embriagamos para intentar evitar la propia realidad en todas sus dimensiones.

Un trabajo serio implica dejar de mirar lo que no hay y que desearía que hubiera para empezar a contactar con lo que sí hay, con la propia realidad, con sus condicionantes y sus posibilidades. Porque eso es lo que soy, esa es mi existencia, y cualquier cambio que quiera llevar a cabo en mí o en el mundo que me rodea, implica llevarlo a cabo desde quién soy y cómo estoy configurado como ser vivo.

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