
Habitar el cuerpo
Cuerpo, mente y emoción:
encuentros para unir todo lo que somos y lograr una mayor autonomía y plasticidad emocional, y mejorar tu bienestar.
Contexto
Nuestra capacidad de darnos cuenta de cómo estamos, cómo nos sentimos, así como de cuales son nuestras necesidades, está completamente anestesiada por nuestro pensamiento racional.
Pasamos de una acción a otra, de un pensamiento a otro, de un sentimiento a otro, sin apenas ser conscientes de qué manera y cómo nos está afectando a nivel organísmico lo que nos sucede. En general, andamos muy escasos de recursos para informarnos a nosotros mismos de cómo estamos ubicados en el mundo.
Nos hemos convertido en seres que interpretan, describen y explican la vida en vez de vivirla. Debido a ello, tenemos grandes dificultades para estar en contacto con la propia experiencia, con lo que tiene lugar aquí y ahora. Así, de pronto nos sentimos agotadas, sin energía, decaídas, tenemos explosiones de ira, el pecho se nos encoge, la espalda se nos curva, la garganta nos aprieta, nos duele la cabeza, se nos tensan las cervicales, etc.
De qué se trata
La propuesta parte de un enfoque biológico que nos permite comprender y trabajar aspectos psicocorporales de una manera profunda y efectiva.
A través de la práctica vamos rescatando la capacidad de autorregularnos de manera natural, lo cual mejora nuestra autonomía, la percepción de uno mismo y el equilibrio en relación con el medio. La experiencia que queda de ello es una sensación de orden interno, donde el pensamiento, el cuerpo y la emoción dejan de atropellarse para encontrar un latido común.
Poco a poco, a través del darnos cuenta, de sensibilizarnos a nuestro sentir, vamos desarrollando una atención que nos abre a una experiencia totalmente nueva acerca de nosotros mismos; una sensación de completitud y presencia que nos permite resignificar nuestros vacíos existenciales, acercarnos de manera compasiva a nuestras heridas, pudiendo estar en contacto con nuestra vulnerabilidad sin sentirnos en peligro.

Beneficios de participar
El principal beneficio es, sin duda, el hecho de recuperar la capacidad propioceptiva (darme cuenta de cómo estoy, qué siento, qué necesito). Esto nos lleva, en primer lugar, a ampliar la consciencia que tenemos de nosotros mismos, descubriéndonos más allá de nuestro discurso racional. Ello nos capacita para responderle a la vida desde el ahora, alejándonos de posiciones rígidas que impiden un contacto real con uno mismo, con el entorno y con los demás.
En el día a día nos sentiremos con más energía, más vivos y en sintonía con lo que sentimos. Ganaremos autonomía, flexibilidad y plasticidad emocional. Sabiéndonos seres interdependientes, podremos escoger aquellas dependencias que no nos priven de nuestra libertad de ser.
El conocimiento que tendremos de nosotros mismos va a ser tan profundo, que poner límites surgirá de manera espontánea y natural, lo cual nos llevará a un estado de bienestar psicofísico.
Metodología
Encuentros vivenciales eminentemente prácticos: durante cada sesión practicamos una respiración y unos movimientos específicos que facilitan la consciencia inmediata del cuerpo físico y emocional. Progresivamente, y de modo secuencial, vamos trabajando las distintas cadenas musculo-esqueléticas que van asociadas a determinadas emociones biológicas. Este trabajo se acompaña en todo momento por una actitud atencional que facilita la propiocepción, capacidad que necesitamos rescatar si queremos orientarnos y sostenernos con fuerza en la vida.